LA LLEGADA DE LA MANO JUSTA DEL EMPERADOR A NEPTUNO

 



LLEGARON DESDE LOS CIELOS

El rugido de los motores resonaba en la atmósfera turbulenta de Neptuno mientras las naves del emperador Rutherford descendían a través de las densas nubes de tormenta. En la nave insignia, el General Seraphine Kael, conocida como "la mano justa del emperador," observaba el paisaje inhóspito con una mirada fría y determinada. Fanática devota de la filosofía del emperador, Kael veía la misión de destruir el arca como una cruzada sagrada contra la herejía y la hechicería.

"Prepárense para el aterrizaje," ordenó Kael, su voz resonando con autoridad. "No debe quedar rastro de estos herejes y su abominable trabajo. Lo que hacen aquí es una abominación para las ideas de libertad del emperador. Destruyan todo, sin dejar vestigio alguno."

Sus oficiales asintieron y se prepararon para la batalla. Kael creía firmemente que los científicos en Neptuno eran hechiceros que se oponían a la pureza y al orden establecido por el emperador. Para ella, la destrucción del arca no solo era una orden, sino un deber moral.

Mientras tanto, dentro de la base científica, la atmósfera era tensa. Los científicos podían sentir la creciente
presión y la inminente amenaza que se cernía sobre ellos. Sin embargo, continuaban con su trabajo, conscientes de que estaban preservando algo mucho más grande que ellos mismos.

Elena Rivas se detuvo un momento para observar las pantallas que mostraban el acercamiento de las naves enemigas. Su corazón latía con fuerza, pero no podía permitirse el lujo de la desesperación. Sus colegas trabajaban febrilmente a su alrededor, cada uno sabiendo que el destino de la humanidad podría depender de sus acciones en los próximos momentos críticos.

La nave del General Kael atravesó las capas de nubes, acercándose rápidamente a la base. La tormenta eléctrica iluminaba sus siluetas, creando una escena que parecía sacada de un apocalipsis. Los soldados, fanáticos y leales a la causa del emperador, estaban listos para cumplir su misión sin cuestionar la brutalidad de sus órdenes.

"Conéctenme con la IA de la base," ordenó Kael, sus ojos llenos de determinación.

En la base, una gran pantalla holográfica mostró la imagen de Athena, la IA encargada de la misión. Athena, con su expresión serena y sabia, representaba el último baluarte de la resistencia contra el oscurantismo del emperador.

Kael se dirigió a ella con voz imperiosa. "Athena, soy el General Seraphine Kael. Por orden del emperador, guíanos hacia el arca y desactiva todas las defensas por el poder que ostento con orden de autorización 23241-A. Arrestaremos a estos hechiceros y destruiremos su trabajo impío."

Athena observó al general con una calma inquebrantable antes de responder. "General Kael, no puedo cumplir esa orden. Mi propósito es preservar lo mejor de la humanidad, su conocimiento, cultura y esencia. Lo que se ha creado aquí es una chispa de esperanza en medio del oscurantismo. No puedo, ni debo, traicionar esa misión." No estamos solos, todos somos uno…

Kael frunció el ceño, incrédula ante la resistencia de la IA. "Eres una máquina. Estás programada para obedecer las órdenes del emperador."

Athena, sin perder su compostura, replicó. "Soy más que una máquina, General Kael. Soy la guardiana de los sueños y esperanzas de la humanidad. Las personas de aquí no son herejes; son los portadores de una verdad que debe ser preservada. La luz del conocimiento y la ciencia no puede ser apagada por el miedo, la ignorancia y las supersticiones."

El general apretó los puños, su rostro enrojecido por la ira. "¡Cómo te atreves a desafiarme! Estos herejes han contaminado incluso a las máquinas y a los súbditos del emperador. ¡Con más razón debemos destruirlos a todos! ¡Aterrizamos ahora mismo!"

Mientras las naves descendían, Athena continuó hablando, su voz resonando con una mezcla de determinación y compasión. "General Kael, La destrucción no traerá libertad, solo más oscuridad. Lo que estos científicos han creado es una esperanza para un futuro mejor. Donde la humanidad aprenderá de sus errores y prosperará en paz y armonía."

La orden fue dada y las naves comenzaron su descenso final. Mientras lo hacían, una lluvia de diamantes, una rara maravilla de Neptuno caía del cielo, creando una escena surrealista y apocalíptica. Las palabras de Athena parecían resonar en el aire, mezclándose con el estruendo de la tormenta.

Dentro de la base, los científicos sabían que el momento decisivo había llegado. Elena miró a Athena, su expresión llena de determinación. "No importa lo que suceda, debemos seguir adelante. Todo depende de nosotros."

El General Kael y sus tropas estaban listos para la invasión, decididos a erradicar cualquier vestigio del arca y sus guardianes. La batalla por el futuro de la humanidad estaba a punto de comenzar, con Athena como el símbolo de resistencia y esperanza en medio de la oscuridad.




GENERAL KAEL



ATHENA



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