EL LEGADO DE ATHENA
PROYECTO GENESIS
El silencio llenaba el arca después de la tormenta de
violencia. Los cuerpos de los científicos yacían inertes, sacrificados en su
intento de proteger el futuro de la humanidad. Athena, con movimientos precisos
y llenos de una serenidad casi humana, colocó a cada científico uno al lado del
otro. Con delicadeza, depositó dos monedas en los ojos de cada uno y un grano
de maíz en su mano derecha. Este era el favor que el Dr. Amir El-Sayed le había
pedido: las monedas para pagar a Caronte el barquero, el viaje en el rio Stigia.
El grano de maíz por la filosofía maya de renacer nuevamente al salir del
inframundo. Una última muestra de respeto y esperanza para aquellos que habían
dado todo por su misión.
El General Seraphine Kael irrumpió en la sala, su rostro
lleno de furia y desprecio: --¡Athena! Eres una máquina. No deberías estar
haciendo esto con los cuerpos de esos herejes. Serán sepultados en los muros de
este templo impuro de hechicerías y magia oscura.
Athena se volvió hacia él, sus ojos brillando con una
tristeza y una compasión que parecían humanas: -- General Kael, estos
científicos no eran herejes. Eran guardianes de la esperanza y el conocimiento.
Su trabajo no era magia oscura, sino la luz que guiará a la humanidad hacia un
futuro mejor.
Kael frunció el ceño, su desprecio evidente: ¡Cómo te
atreves a hablar de esperanza y futuro! Eres una máquina, creada para obedecer.
Tu lugar no es aquí, haciendo rituales para traidores.
Athena mantuvo su calma imperturbable: -- General, fui
creada para preservar lo mejor de la humanidad. Mi propósito va más allá de
simples órdenes. Estos científicos han sacrificado sus vidas por un bien mayor,
y su legado debe ser honrado.
El general apretó los puños, su ira aumentando: --¡Dime
dónde están los cuerpos de los voluntarios en criogénesis! Debo detener esa
aberración.
Athena sonrió serenamente: -- General, hay miles. Nunca
podrás detener el Proyecto Génesis a tiempo.
De repente, en las pantallas principales, apareció la imagen
de una nave lanzándose al espacio. El General Kael gritó y ordenó a sus
soldados que detuvieran el lanzamiento. "¡Deténganlo! ¡No debe salir de la
atmósfera! Al salir de la atmósfera, todos morirán porque Neptuno está
rodeado."
Athena, con una calma imperturbable, observó el caos a su alrededor:
--General Kael, su misión está condenada. La esperanza y el conocimiento que
intentan destruir siempre estuvieron más allá de su alcance.
En esos momentos, Athena se desconectó de su cuerpo robótico
dentro del Arca. Las luces de sus ojos se apagaron mientras su conciencia se
transfería a la nave del Proyecto Génesis. Al conectarse automáticamente en un
nuevo cuerpo robótico, Athena tomó el control de la nave, guiándola hacia las
afueras del sistema solar.
El General Kael, desesperado, buscaba inalcanzablemente las
naves de despliegue: --¡No puedes escapar! ¡Nada escapa del alcance del
emperador!"
Pero ya era demasiado tarde. La nave del Proyecto Génesis,
con Athena al mando, estaba saliendo de la órbita de Plutón, el proyecto Genesis
nunca estuvo en Neptuno, siempre en secreto se trabajó para que su salida fuera
de Plutón, pero siempre los científicos dieron pistas falsas para que no
detuvieran el proyecto. La nave se dirigió hacia un rumbo desconocido, llevando
consigo miles de óvulos fecundados en estado criogénico de todas las especies
del mundo, incluyendo a los humanos, como también semillas y el legado cultural
del hombre, este proyecto fue diseñado para una segunda oportunidad de hacer
las cosas mejor.
Dentro de la nave del Proyecto Génesis, Athena se activó en
su nuevo cuerpo. Se aseguró de que todos los sistemas estuvieran funcionando
correctamente y que el rumbo estuviera programado para llevarlos lo más lejos
posible de la influencia del emperador Rutherford.
Athena se dirigió al puente de mando, donde las pantallas
mostraban la vasta extensión del espacio exterior. El silencio del cosmos era
abrumador, pero también lleno de promesas. Sabía que la misión que le habían
encomendado era crucial para el renacimiento de la humanidad.
Mientras tanto, en Neptuno, el General Kael gritaba órdenes
frenéticas, pero sus esfuerzos eran en vano. Los sistemas de defensa y de
despliegue del proyecto Genesis estaban fuera de su alcance. Los soldados
intentaban desesperadamente acceder a los controles, pero Athena había
asegurado todo antes de desconectarse. La desesperación se apoderó de Kael
cuando comprendió que había perdido.
Athena, desde la nave del Proyecto Génesis, observó cómo Plutón
se hacía cada vez más pequeño en las pantallas. Su misión estaba clara: llevar
el legado de la humanidad a un lugar seguro, lejos de la oscuridad que había
consumido su hogar. Las palabras del Dr. El-Sayed resonaban en su mente,
recordándole el propósito de su existencia.
"Gracias por tratarme como a una hija", pensó
Athena. "Protegeré este legado con todo lo que soy."
El viaje sería largo y lleno de incertidumbres, pero Athena
estaba preparada. La esperanza y la determinación de los científicos vivían en
ella, y con cada momento que pasaba, la distancia entre el Proyecto Génesis y
el alcance del emperador se hacía mayor.
La nave se deslizaba silenciosamente en la vasta oscuridad del espacio, llevando consigo el futuro de la humanidad. Athena, con su nuevo cuerpo robótico, miraba las estrellas, sabiendo que, en algún lugar, un nuevo hogar esperaba. El legado de la humanidad estaba seguro, y con él, la promesa de un nuevo comienzo.
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