EL CONSEJO MARCIANO

 

El Consejo Marciano se reunían en una atmósfera cargada de tensión y expectativa. Uno de los miembros más veteranos, el Coronel Retirado Santiago Rojas, se levantó para hablar. Su voz, llena de experiencia y sabiduría, resonó en la sala, capturando la atención de todos.


Compañeros, amigos, sé que la situación es desesperada. El emperador de la Tierra ha demostrado que no se detendrá ante nada para expandir su dominio. Pero les imploro, no sigamos el camino de la guerra abierta. Lo digo con la convicción de alguien que ha visto de cerca el horror y la destrucción que trae consigo la batalla.

En mi juventud, combatí con la Tercera Compañía de Flota en Europa durante la Tercera Guerra Mundial. Vi ciudades enteras reducidas a escombros, familias destrozadas y vidas truncadas. Esos recuerdos son cicatrices profundas en mi alma, cicatrices que me llevaron a Marte en busca de un nuevo comienzo, de una vida de paz y construcción.

Aquí en Marte, hemos forjado un hogar. Somos agricultores, colonos, constructores de sueños. No somos un ejército. No podríamos enfrentarnos y aguantar un día contra las fuerzas del emperador. Pero eso no significa que estemos indefensos. Tenemos algo que él no puede controlar: el General Arena.

Las tormentas de arena de Marte son nuestras aliadas más poderosas. Sus vientos furiosos y arenas implacables pueden destruir cualquier cosa en su camino. La distancia entre la Tierra y Marte nos da tiempo para prepararnos, para escondernos bajo el suelo o en las montañas, y dejar que el General Arena haga su trabajo.

Debemos ser astutos, más inteligentes que el invasor. En lugar de enfrentarnos a su ejército directamente, debemos utilizar nuestro entorno a nuestro favor. Evacuemos la superficie y refugiémonos en nuestras ciudades subterráneas. Cuando las tropas del emperador lleguen, no encontrarán más que un desierto desolado y furioso.

Les hablo como alguien que ha vivido el infierno de la guerra y ha encontrado en Marte una segunda oportunidad. No podemos sacrificar nuestras vidas y nuestro futuro en una batalla que no podemos ganar. En lugar de eso, dejemos que el General Arena se encargue de nuestro enemigo. Sobreviviremos, y seguiremos construyendo nuestra vida aquí, en el planeta rojo.

Confío en que tomarán la decisión correcta. La paz y la astucia son nuestras mejores armas. No olvidemos por qué vinimos aquí en primer lugar: para encontrar un nuevo hogar, lejos de la violencia y la guerra. Mantengámonos unidos y fuertes, y dejemos que Marte nos proteja como siempre lo ha hecho."

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